A partir de la lectura del cuento de Esteban Valentino "Perros de Nadie", surgió esta historia, escrita por Ileana Pozzi:
COMO CIGARRILLOS SOBRE NUESTROS PULMONES
Soy escritor. Me siento a escribir en mi máquina en este pequeño escritorio frente a la ventana desde hace ocho años. Aquellos eran tiempos diferentes. Diecinueve años, habiendo pisado la cárcel dos veces por motivos erróneos, una profesora que me ofreció una oportunidad, la madurez que me golpeó en la cara como una epifanía.
Permítanme presentarme. Me llaman Bardo, nombre que surgió de un ámbito que ya no piso. Tengo veintisiete años. Buenos Aires. Y soy quien soy ahora porque me construí.
A los diecinueve, una profesora muy bonita de lentes rectangulares y voz angelical me despertó del sueño difuso y sin sentido en el que estaba sumido en aquel entonces y me ayudó a construir quien soy hoy. No he encontrado a otra profesora que se interesara tanto por los chicos. Ni nuestros propios padres lo han hecho.
Por ella conocí la escritura y los Rolling Stones, me enteré de que en cualquier momento era capaz de cambiar el curso de mi vida y que estaba en todo mi derecho de hacerlo. Por todas esas sensaciones que ese descubrimiento desencadenó en mí, me mudé a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, más específicamente, a este pequeño departamento de tres habitaciones y puertas, suelos y ventanas rechinantes. Me gusta. Nunca me imaginé en un lugar así.
A pesar de que consigo trabajos cada tanto, para artículos de revistas no muy conocidas y alguna que otra vez en el diario, logro mantener este lugar en pie y salir cada tanto a un bar cercano.
Es difícil ganarse la vida siendo escritor. A menos que seas una leyenda como Charles Dickens o J.K. Rowling, te quedas como yo, pagando más gastos a la editora que ganando por las compras de tus libros (he publicado dos: “Bajo la marea” y “Amigo es el que se queda”). He escrito cientos de historias. Miles, quizá. Historias muy largas, relatos surrealistas, sinfines de escenas cortas al azar. Pero por ahora me las apaño casi por arte de magia. Ofertas que gotean de la nada y cada tanto, pero con la frecuencia necesaria como para que no pierda mi departamento.
Solía trabajar para un diario; allí conocí a una novia, que me llevó a escribir poesía extraña y escenas baratas, que me enseñó que las mujeres tienen la misma sed que los hombres y son igual de tramposas también. Incluso mejor. Pero no fue por ser mejor que ella que la descubrí en el baño de una cafetería dándole amor a alguien más, sino porque el karma es real y esta vez cayó sobre ella en forma de una desafortunada casualidad. No alcanzó a importarme lo suficiente como para lamentarlo, pero trabajar con ella se volvió tan lleno de silencios incómodos y miradas extrañas que, por amor a mi integridad, renuncié.
Siempre tengo una taza de café al lado de mi máquina de escribir. Podría decirse que es mi compañía. Atrás de la máquina hay cinco o seis tazas sucias que al terminar me dispongo a limpiar. Bebo un sorbo y miro abajo por la ventana. Camila está pasando justo por debajo. Levanta la vista para ver si por casualidad estoy aquí, me saluda y le devuelvo el gesto.
Cami tiene quince años, es mi vecina y a menudo nos cruzamos al entrar, al salir, en el kiosco de al lado y en una despensa cercana. Terminamos siendo amigos.
Por alguna razón, he desecado toda prosa y poesía que he escrito sobre ella. No se siente correcto. No puedo usarla como musa. Hay un sabor inmoral en la forma en que detallo sus mejillas rosadas acariciadas por el frío de junio o su piel, que parece de porcelana. No debería haber razón, pues escribo sobre todo, en especial la belleza de las cosas. Puedo escribir sobre el blanco del cielo que está sobre su cabeza pero no sobre sus labios rojos o la inocencia de sus gestos.
En ocasiones, al acompañarla hasta su casa desde la despensa en alguna noche, había algo en el silencio que me incomodaba; sus pasos sonando muy cerca de los míos, mi campera en sus hombros porque no llevaba nada más que una remera.
Cami es una chica linda. Es divertida y simpática; de haberla conocido cuando tenía su edad, probablemente me hubiera gustado. Y como todo escritor, mi imaginación vuela. Y a veces vuela demasiado.
Bebí otro sorbo de café contemplando la hoja en la máquina cuando sonó el timbre, y para mi sorpresa, era Cami, como si mis pensamientos la hubiesen llamado.
— ¡Bardo! —saludó— Estoy haciendo galletitas, y me faltan tres huevos, ¿no tendrás alguno?
—Seguro. Me fijo—contesté, intentando igualar su jovialidad. Aún pensaba en lo último que había escrito.
—Cuando estén listas te traigo algunas—añadió, siguiendo mis pasos hasta la heladera.
— ¡Más te vale!
Abrí la heladera. Dos cervezas. Una tarta pre-hecha. Jamón, queso. Seis huevos. Tomé tres de ellos y los envolví en papel de diario.
Mientras lo hacía, ella tomó sin más uno de mis cigarrillos y lo encendió. Se dirigió al sofá y acomodó sus pies sobre la mesita.
—Ya te dije que cada cigarrillo que fumes va a recaer sobre tus pulmones cuando seas grande—le advertí, dejando los huevos en la mesada y dirigiéndome hacia ella. Parecía no importarle, incluso me pareció advertir un destello de diversión en su expresión. Me acerqué a ella y la miré. Sopló el humo en mi cara. Le quité el cigarro de la boca, y comencé a fumarlo yo.
— ¿Y no va a recaer sobre los tuyos también?
—Tenés que tomar mejores decisiones que yo—contesté, dando otra pitada y deshaciéndome del exceso de ceniza en el cenicero sobre la mesita. Ella me dirigió una mirada cargada de significado, que no supe descifrar. Se paró y siguió mirándome igual. Intentó quitarme el cigarrillo con un movimiento rápido pero alejé mi mano con mayor rapidez, de modo que quedó fuera de su alcance, debido a la diferencia de altura.
Insatisfecha, y tomándome completamente por sorpresa, me besó. Casi instintivamente, le devolví el gesto sin oponer la menor resistencia. Mi brazo bajó, dejando ahora el cigarrillo a su alcance, el cual tomó, ingeniosa, y luego de dar una pitada sopló el humo nuevamente en mi cara. Sólo que esta vez volvió a besarme.
Lo que puedo detallar de los minutos siguientes es que sus acciones se volvieron más impulsivas, y una cosa llevó a la otra, hasta que fue la cama la única que sostuvo nuestra controversia.
Desde aquella tarde, Cami comenzó a visitarme más seguido. Durante el siguiente mes, comenzamos a vernos más o menos día por medio, sumando miradas raras de vecinas de los departamentos de al lado cada vez que me veían hacerla pasar, que luego se intercambiaban entre ellas acompañadas por cuchicheos y miradas de preocupación. No puedo decir que me arrepiento, pero preví que seguramente ella sí, quizás por ser consciente a cierto nivel de las consecuencias que, por supuesto, conllevarían mis acciones.
Estábamos fumando y riendo en la cama acompañados de unas cervezas. Ella había llegado después de la escuela y había ido directo a tirarse en la cama. Habíamos estado un buen rato charlando hasta que oscureció, y ninguno se molestó en encender las luces. Yo pensaba que aún la veía como mi vecinita, como la chica de quince años que era. Ella exhaló el humo del cigarrillo que compartíamos un par de veces, y luego se inclinó sobre mí, dándome un beso rápido. Luego me pasó el cigarrillo.
Se sentó y su rostro quedó iluminado por las luces de la ciudad que provenían de afuera. Me observó unos segundos, cuando repentinamente algo en su expresión se desmoronó y corrió al baño, donde la escuché vomitar. Pasmado, la seguí, para encontrada arrodillada y encorvada sobre el inodoro, sosteniendo su cabello para no mancharlo.
— ¿Qué mierda? —exclamó, cansada.
— ¿Tomaste demasiada cerveza?
—No lo sé…no tengo noción de cuánto tomo—pausó—. Pero no puede ser demasiado, ¿verdad?
De pronto, la más espeluznante idea cruzó mi cabeza, y cruzó la de ella también, pues pude verlo en su expresión.
—Decime que no es cierto.
—Quiero creer que no.
— ¡Pero si he estado tomando pastillas todas y cada una de las veces antes de venir! —se quejó.
¿Estaba hablando en serio? ¿Cada vez antes de venir?
Eso era. Estaba perdido. Sus padres me matarían. Literalmente, su padre me destrozaría. Tendría que abandonar la ciudad. El rumor se esparciría y todos los vecinos comenzarían a verme con mala cara. Y me lo merecía. No podía mantener ni mi propia ética, ¿y se suponía que debía mantener a alguien más?
Sin poder decirle nada, me alejé y volví a la habitación. Observé nuestra ropa tirada en el suelo. El cenicero en la cama. Las cervezas. Todo ello estaba mal.
Encendí un nuevo cigarrillo y me senté frente a esta vieja máquina de escribir. Aún escucho a Cami en el baño. Como los cigarrillos sobre nuestros pulmones, cuando decida salir, todo recaerá sobre mí.
lunes, 5 de agosto de 2013
viernes, 10 de mayo de 2013
miércoles, 19 de septiembre de 2012
Una experiencia inolvidable
El día 16 de Agosto de 2012 nos visitó el escritor y profesor Roberto A. Forte
Conversamos con él de diversos temas relacionados con la literatura, el oficio del escritor y sus experiencias personales. A continuación, sintetizamos los principales ejes abordados:
- Respecto al marco en que se desarrolló su cuento “Aguas Abajo”
Roberto Forte habló de su infancia y señaló que este relato está basado en su experiencia personal , ya que transcurre durante la inundación, que en 1980, afectó a la ciudad de Olavarría.
Agregó datos precisos acerca del lugar donde vivían sus padres y él , las problemáticas sufridas con su familia y dio un pequeño panorama de la situación general de emergencias en que se encontraba la sociedad.
- El oficio del escritor y cómo comenzó a escribir
Habló de su adolescencia, su paso por el colegio secundario en el que conoció a un amigo a quien admiraba, ya que a ambos les gustaba escribir y que con el tiempo se convirtió en su crítico. También agregó que realizaban competencias para ver quién escribía el cuento más tenebroso. Ya en la adultez, trabajó como empleado bancario y, posteriormente, se dedicó a la docencia.
Manifiestó considerarse un afortunado ya que siempre estuvo rodeado de amigos, lo que facilitó la edición de su primer libro “El hijo del orfebre” (1983). Dicha edición resultó en palabras del mismo Forte “un poco accidentada” debido a una serie de inconvenientes: la quiebra de la editorial que originalmente iba a imprimir el libro y la pérdida del dinero.
Como consecuencia, el libro pudo salir a la venta después de tres años, en 1986. Dicho libro comprende una serie de cuentos entre ellos “El hijo del orfebre” que titula al mismo. Este relato, según refiere el autor, se enmarca en un período de su infancia en el que su padre debió trasladar el taller de orfebrería a su casa, tras el cierre del comercio para el que trabajaba.
Forte manifestó que en la actualidad está escribiendo, aunque cree - a la hora de escribir - que su trabajo será el último.
- Su nuevo libro: “Párrafos de cartas del Plata”.
Forte relató anécdotas acerca de la visita de Federico García Lorca a la Argentina, quien vino por 15 días y se quedó 6 meses. El escritor local realizó este texto contando obviamente con importante información, por ejemplo, que Lorca muere asesinado durante la Guerra Civil Española.
Esto lo motivó a escribir una carta cuyo remitente era Lorca y su destinatario, un amigo. En la misma, el poeta le transmite su deseo de quedarse en la Argentina, ya que se había enamorado del país y tenía terribles premoniciones acerca de su destino.
Para finalizar la visita, como cierre de la misma, Roberto Forte compartió con nosotros la lectura de dos textos; uno de ellos, de su autoría.
Estamos muy agradecidos por la buena disposición de este escritor local, la información que nos brindó fue muy significativa para nosotros y queremos destacar que muchas emociones signaron este encuentro.
viernes, 14 de septiembre de 2012
Historias de Cronopios y de Famas (Julio Cortázar)
Los invito a publicar comentarios sobre los textos que leyeron y que compartamos experiencias.
El libro completo digitalizado pueden encontrarlo en:
http://nuevaliteratura.com.ar/descargas/Historia%20De%20Cronopios%20Y%20De%20Famas%20-%20Julio%20Cortazar.pdf
jueves, 23 de agosto de 2012
Cosmovisión realista: Esteban Echeverría y "El Matadero"
Puedes consultar la biografía del autor en
http://www.los-poetas.com/b/bioeche.htm
http://www.mml.cam.ac.uk/spanish/sp5/nation/romanticismo.htm
Para conocer las características del Romanticismo, ingresá a:
http://christianmalattia.wordpress.com/2011/06/22/el-romanticismo-en-el-rio-de-la-plata/
http://www.los-poetas.com/b/bioeche.htm
http://www.mml.cam.ac.uk/spanish/sp5/nation/romanticismo.htm
Para conocer las características del Romanticismo, ingresá a:
http://christianmalattia.wordpress.com/2011/06/22/el-romanticismo-en-el-rio-de-la-plata/
lunes, 6 de agosto de 2012
Entrevista al padre de la sabiduría Tornabene
Por Emiliano Pioli
Se entrevistó a un miembro de la familia Tornabene, quien tiene un amplio conocimiento de la historia de la familia
-¿De qué lugar provienen los Tornabene?
- Nosotros provenimos de Europa, Italia, Palermo, de una pequeña comunidad llamada Gangi.
- ¿Qué parentezco tiene usted con la familia original extranjera?
- Los que vinieron de Italia fueron mis bisabuelos, Francesco Paolo Tornabene y Anna María D’angelo.
- ¿Qué motivó a la familia a abandonar su país y migrar a América?
- Las motivaciones fueron promovidas por la falta de posibilidades para mejorar, asi fue que recaudaron dinero y se embarcaron hacia aquí, América.
- ¿En qué época ocurrió?
- En el año 1872.
- ¿En qué lugares de América se asentaron los Tornabene?
- Muchos se asentaron en Azul: Ducca, la esposa del tío Francisco Tornabene: Salvadora Ducca ; Sottile, Dómina, Bongiorno, Ciuro, Cataldo Tornabene, mismo nombre y apellido del abuelo , pero nacido el 12/2/1873, 20 años después del abuelo Cataldo ( fallecido el 27/4/1964) , Carmela Blando (apellido de mi abuela María) 5/3/1878-4/7/1967. María Santa Sottile( 1878-1967), Filippo Sottile( 1913-1996). Doménica Scavuzzo Fall, Giuseppa Tornabene (12/6/1981-22/6/1983).
Otros, nos quedamos en Benito Juárez, uno de mis hermanos, Rubén Tornabene y yo. Otros, en Chillar como Saúl Tornabene . Y , en Olavarría, mi hermana Gladys, tu abuela. Hasta allí llega mi conocimiento
- ¿Sabe de la existencia de documentos que corroboren esta información? ¿Cuál o cuáles?
- Sí, precisamente te puedo facilitar una parte de un libro que me dio a conocer una señora oriunda de Sicilia, en mi viaje a Italia allá por el dos mil.
- ¿Qué nos puede ampliar del pueblo originario de la familia?
- Precisamente yo realicé un viaje a Italia, a Gangi, la pequeña comunidad de mis orígenes. De nuestros orígenes. (Corrige)
Era el 30 de Octubre del 2000, curiosamente la víspera de mi cumpleaños. ¡Cómo había deseado que fuese ese mismo día!. Eran las 7:30 hs de la mañana, hora de Roma, con mi esposa Marta Sonia Quiñones, gran promotora de que hallara por fin el origen y la tierra de mis abuelos paternos, (aclara con otro tono de voz) apurábamos el desayuno en el salón del Hotel Cónsul, situado en la Vía Aurelia al 727 de la Ciudad Eterna, en la periferia de esta gran capital; mientras nerviosos esperábamos el taxi que nos llevaría al aeropuerto Fiumicino para volar a Palermo, capital de Sicilia y provincia Siciliana que alberga a Gangi (aclara).
Antes de apurar el último sorbo ya nos avisaban que el taxi estaba allí. Con paso ágil tomamos los bolsos de viaje, livianos para acometer un viaje cuyo retorno estaba programado a tan solo 9 horas después del arribo a Palermo. Las grandes maletas habían quedado a la custodia de Tony, la guía española del tour, quien las llevaría a Niza donde presumiblemente nos reuniríamos un día después. Nos despedimos de nuestros ocasionales compañeros de tour quienes estaban al tanto de la aventura y nos desearon sincera suerte. Abordamos el taxi y, con emociones contenidas y un tanto confusos, casi sin darnos cuenta del real privilegio de vivir esta aventura tan cara a los afectos, tan cara en lo más profundo del corazón, comenzamos a avanzar hacia Fiumicino.
La mañana estaba un tanto gris, la ruta se ofrecía rauda y prolija. Los indicadores con grandes flechas hacia delante rezaban “Aeroporto Fiumicino”, pronto se distinguió la silueta de las grandes naves de edificios típicos de este tipo de instalaciones. Aparcó el taxi, abonamos la frondosa cuenta, nos apenamos e ingresamos al sector de partidas. Buscamos los mostradores de Alitalia y presentamos allí nuestros billetes de vuelo (AZ 1779 con horario de partida a las 9 horas) (aclara). Luego los trámites de rigor, pasamos a esperar al sector de embarque. Hasta que llegaron las 8,55 y saliendo por la “uscita” (salida) a 12, comenzamos a caminar por la manga de embarque e ingresamos al pájaro alado que nos llevaría a la soñada tierra gangitana. Una vez arriba, buscamos los asientos 20 K y 20 L que nos correspondían; me situé a la ventanilla, luego se oyó la monótona voz de la azafata dando las instrucciones de seguridad antes y durante el vuelo, la forma de abrochar los cinturones, etc. Un instante después, comenzó a oírse el aumento del ruido de las turbinas, señal de que íbamos a comenzar a movernos hasta alcanzar el extremo de pista, así lo hizo suave y lentamente, se detuvo un instante, puso a rugir sus turbinas a todo tronar y se largó en desenfrenada carrera, hasta que se notó la ausencia de las vibraciones de los rodamientos de sus ruedas y una sensación extraña en el estómago, algo así como sentir agolparse el aire en la tráquea y la garganta, estábamos subiendo a gran velocidad y en forma oblicua.
Cuando estabilizó la nave, miré por la ventanilla y pude ver la campiña romana, la Romania, con sus distintos matices. De pronto: ¡el mar Tirreno! Luego la monotonía del mar y la distracción de la vista en el interior del avión. Pasó algún tiempo, miré el reloj, ¡Casi las 10! Miré por la ventanilla ansioso, aún se veía mar, mar y mar. Ya no dejé de mirar por la ventanilla ávido de llegar al momento de sobrevolar Palermo o la costa siciliana que sabía piú bella. De pronto: ¡de golpe el extremo de la pista! ¡Dejamos abruptamente el mar para ingresar sobre la pista! Eran las 10:15 horas cuando sentimos el tren de aterrizaje rodar furiosamente sobre el sector del aeropuerto de Palermo.
¡Ah la Sicilia soñada! Bajamos por la escalerilla. Estaba cálido. Subimos a un bus que nos llevó hasta el edificio del aeropuerto. Tomé una foto de mi esposa en la pista con el fondo del avión de Alitalia que nos había traído. Cuando terminamos habían desaparecido todos los viajeros. Ingresamos por una puerta a un sector silencioso. Los letreros anunciaban el sector de baños. Hacia allí fuimos. Mientras yo usaba los sanitarios en el sector que me correspondía, oí el golpe fuerte de una puerta en la antesala de los baños, y estentóreas voces. Cuando salí Marta Sonia me dijo que había estado un guardia con perros, también en el baño de damas, no cruzaron una sola palabra, solo la miró a ella y en derredor y luego salió. Seguramente habría llamado la atención que nos habíamos retrasado e imaginaban que estábamos tramando algo raro. Nada más lejos de ello. Nos dirigimos a la salida y preguntamos por el bus a Palermo, que luego tomamos. Por allí anda un boleto amarillo que dice “Prestia e Comande” “P.zza D.Peranni, 9, Palermo””Línea Palermo-Aeroporto di P.Raisi” “Corsa semplice L.7.500, unos $ 3,75, nº106839.
Entramos a la ciudad de Palermo aproximadamente a las 11:10 hs. En mi agenda de viaje anoté: ¡Que linda la costa! ¡Que linda la ciudad! “Nos recuerda a Mar del Plata rodeada de cerros y montes pétreos”. Hace calor, pero ellos transitan con Sweters y sacos. Pasamos frente al monumento a Ruggiero Settimo gli italiani nel 1865”. Avistamos a dos policías a caballo. Pasamos frente al Politeama Garibaldi. Llegamos a la parte Antigua. Balcones de hierro artesonado, frentes ennegrecidos, calles angostas, mercadito en subsuelo detrás de la iglesia, es la hora 11:20. Descendemos frente a la estación. Allí preguntamos por un Autonoleggio, autos para alquilar, los paesanos se consultan unos a otros. Por allí uno se ofreció a llevarnos al puerto donde se alquilan autos. En el trayecto se ofreció él como taxi para llevarnos a Gangi, unos 200 km, por 150.000 liras, unos 75 dólares, y allí nos dejó. Pero cuando confesamos que debemos volver rápido nos propuso traernos de regreso por el doble y llevarnos hasta el aeropuerto. Aceptamos y emprendimos el viaje. Se trata de un auto-combi Ford con asientos para 5 personas. Íbamos solos. Se llama, según nos enteramos en el trayecto, Luigi Buscaino y habita en Bagheria, en el trayecto de Palermo a Cefalú. Mientras avanzamos, vemos a la derecha la zona montañosa y a la izquierda el mar Tirreno azul como el cielo y tranquilo como una pileta. El día y paisaje aprontan bellísimos. Mientras Luigi y Marta traban animada conversación. Luigi explica cada tramo del camino, los cultivos, costumbres, etc. Marta le canta las canciones aprendidas de sus abuelos: Teresina trompetota, Chichirinella y otras. Luigi reía alegre de que Marta se sabía los dichos y canciones italianas antiguas. Yo no me quiero perder nada, me atraía oírlos atrapados por la intensidad del momento y cómo reían y comentaban alegres costumbres y leyendas, y el paisaje y la embriaguez de la circunstancia me sustraían hacia fuera. “Me quiero beber los vientos, respirar ese aire atrapante y sentir la gloria de esa vivencia tan fuerte. Quiero estar en el paisaje y en el comentario, y puedo y no puedo estar en todos esos lugares al mismo tiempo. Los retazos de paisaje me embriagan mientras pasamos por Termini Imirese”dije.
Llegamos a Cefalú y allí dejamos la costa para internarnos en el centro de la isla subiendo en busca del ansiado destino: ¡Gangi! El terreno se volvía más agreste y con una belleza propia y distinta a la vez: retazos de cultivos con sus matices de verdes, de tierra de siena, de tierra recién labrada, labranza de cultivos, granos, viñedos, cabras, vacunos, etc. Luigi nos hablaba de las factorías: modestas construcciones al costado de la ruta donde los vecinos ofrecían sus productos a los visitantes: quesos de cabra, dulces, embutidos, carnes, etc. Pasamos por Castelbuono, Geraci Sículo y Petralia Soprano. Después de 180 kms. Luigi avisó: “Detrás de esa colina veremos la primera vista de Gangi” ¡Y allí apareció!
Sobre una cresta, del lado del poniente del sol, una abigarrada estructura de casas que blanquean en la lejanía, como una pincelada gruesa desde la cresta a la ladera de la montaña. Nos detenemos, ponemos pie en tierra y tomamos una foto. ¡Había que registrar el momento! Es la 13:10 del 30 de Octubre del 2000. Retomamos el camino y en un recodo vimos a un gangitano sembrando al vuelo en un predio. La imagen me hizo retroceder 50 años en la memoria habiendo visto a mi padre en idéntica tarea. Luego entramos en el pueblo de Gangi 7.000 habitantes según Luigi, confirmado luego en el Ufficio Civile, y folletos que Luigi nos regaló (Aclara). A las 13:20 entramos en la población.
Comenzamos a averiguar por el Ufficio Civile, registro, a unos jóvenes que conversaban en la calle, quienes a viva voz, acompañando sus palabras con elocuentes gestos apuntaban con la mano en la dirección sugerida. Más adelante Luigi repitió la consulta a lo que siguieron nuevas indicaciones y gestos. Por último, Luigi nos dijo que tendríamos que dejar el vehículo allí y continuar por estrechas y empinadas callejas empedradas con acusado estilo de principios de siglo: frentes de piedra, artesonados balcones de hierro, farolitos con ménsulas de hierro artesanal, etc. Por allí descubrimos la Sede del Edificio Comunal, el antiguo Palacio Bongiorno del siglo XVII, ¡una joya! (resalta jovial). Leímos las placas y vimos que no era allí el ufficio civile, continuamos, y al final de la calleja hacia arriba, presidiendo, apareció enmarcada en la edificación apretada a derecha e izquierda la torre de la “Chiesa Madre” (iglesia madre) con el macizo campanario en estilo tardo-gótico del siglo XV. Después de contemplar extasiados la realidad y la fuerza de la imagen de este campanario visto en fotos de un antiguo libro del año 1930, nos despertó e hizo volver a la realidad la estentórea voz de Luigi que indagaba a un ocasional transeúnte sobre el Uffici Civile.
El tiempo apremiaba. El interrogado hizo señas a la derecha hacia arriba por otra empinada calleja de las mismas características que emprendimos sin más demora. A poco de media cuadra, descubrimos la placa del edificio, a la izquierda de la puerta de entrada, frente de piedra, reciclado, de planta y media que dice: “Comune di Gangi. Uffici di stato civile – Anagrafe. Leva ed elettorale”. Luigi prestamente empuñó el manillar de la puerta y entró decidido, detrás, entramos Marta y yo. Era la hora de cerrar y salía una persona de regular edad, canoso, quien al vernos entrar se quedó a escuchar mientras Luigi oía decir a una de las mujeres del otro lado del mostrador, vivamente y con cierto nervio, que era la hora de cerrar. El señor canoso escuchaba y por lo bajo murmuraba algo así como que Luigi estaba loco y no entendía razones. Luigi decía “son argentinos, han viajado miles de kilómetros para venir aquí”, lógicamente que en italiano nervioso. Las mujeres gritaban, la que sobresalía era María Pietra Scavuzzo, Istruttore Serv.Demograficci, algo así como la segunda jefe, era quien había firmado los certificados que me habían enviado a Argentina el 14/5/99 (aclara).
Se me olvidó el escaso italiano que había aprendido aceleradamente para hacerme entender y casi por señas arranqué la fotocopia del certificado de nacimiento del abuelo Cataldo que llevaba en una carpeta y se lo puse en la mano con gesto nervioso a María Pietra quien se detuvo un momento a mirar y gritaba “¡es una fotocopia!” y yo trataba de hacerle entender que una letra del apellido estaba mal (decía Tornabebe) y quería uno nuevo corregido. “Esta es mi firma” gritaba, mientras la encaraba a la otra empleada como presumible responsable del error. Cuando se calmó, con mi peor italiano entrecortado le dije que me lo prepararan y me lo enviaran por carta. Allí entendió que era eso solo y dijo con más calma: “Ah! ¡Pero era solo esto! ¡Esto lo hacemos ya ! Prestamente se sentó a la máquina de escribir, copió los datos con el apellido correcto, lo firmó y selló y me lo entregó. Aparecieron por fin la calma y las sonrisas.
La tensión del momento había cedido por completo y ya estaba todo bien. Alcancé a preguntar se habría familiares Tornabene o Blando y contestó que habría que hacer un estudio genealógico para determinar con exactitud esa versión. También alcancé a decirle que la primera esposa de mi abuelo Cataldo era Angela Scavuzzo y que quizá éramos descendientes, lo que escuchó con una sonrisa pensativa. Por fin salimos entre la sonrisa de satisfacción de Luigi que sentía haber cumplido bien su papel de protector rentado. Quizá buscaba compensar la generosa paga por sus servicios, que después entendimos estaba justificada con largueza: hizo de transporte, de guía, de gestor, de locuaz intérprete y de lazarillo. Cuando salimos, retomamos la empinada cuesta de la torre de la Iglesia Madre, descubrí la importancia del momento y quise hacer una foto a Marta sobre la cuesta con la torre al fondo. Luigi prestamente se ofreció él para tomar la foto y que yo también me ubicara junto a Marta. Así fue.
Llegamos hasta la Iglesia y dimos vuelta a la izquierda descendiendo todas las cuestas que habíamos subido de ida. Llegamos a esa especia de plaza donde había dejado Luigi su combi y nos indicó que sobre el final de esa plaza era como una terraza sobre la montaña y que viéramos el panorama hacia abajo. Un hermoso valle con minúsculos pueblitos, campanarios, arboledas, planicies. Bañados por el sol con distintos matices de verdes y las minúsculas pinceladas blancas, puntos más pequeños que eran las casitas…Era el momento perfecto, allá abajo estaba la belleza de toda la Sicilia clamando.
Mientras estábamos ensimismados contemplando el espectáculo aquel, una voz en cuello nos hizo volver ¡Era María Pietra que nerviosamente nos decía que nos habíamos olvidado un bolso, era el mío.”¡Yo ahora estoy apurada pero le doy el nº de teléfono de la vecina! ¡Ella se lo entregará!” (Dijo la señora) Volvimos ansiosos, mientras Liugi con su celular la llamaba trepando nuevamente las callejuelas hasta el uffici civile. Cuando llegamos, la vecina apareció, nos abrió y allí estaba mi bolso con todo su contenido intacto ¡Gracias a Dios! (exclama mirando hacia arriba).
Bien, miramos el reloj y volvimos al vehículo para encontrar un lugar dónde encontrar un rollo fotográfico porque ya había agotado el existente en la cámara. Luigi nos llevó a un kiosco y allí conseguí rollos. Mientras tanto, intenté llamar por teléfono a mi hermano Saúl para participarle de la alegría de aquel momento y saber cómo se encontraba él. No pude hacerlo, el teléfono no me recibía las monedas y por más que probé una y otra vez resultó imposible.
Luigi venía a ver cómo me iba. Pues Marta y él estaban comiendo pizza en el café de al lado. Me invitaron y elegí pizza con muzzarella, salsa de tomates y salchichas. ¡Exquisita! (exclamó con cara de satisfacción). Esta es pizza decía Marta. Los empleados se reían mientras yo les decía que en Roma la pizza era: “come la cartoline postale a la pomarola” (como tarjeta postal con salsa de tomate). ¡Había probado mi primera porción de pizza gangitana!
Salimos de allí, había que continuar. El reloj no esperaba, eran las 14:40 hs, teníamos el vuelo a las 19:15 hs con destino a Nápoles. Había que estar en el aeropuerto una hora antes. Estábamos a 200 km del aeropuerto y aún teníamos que ir al cementerio. Nos pusimos en marcha, averiguamos en el camino la dirección del cementerio. Allí llegamos. La estructura típica de un cementerio: un muro o paredón circundante y una puerta reja de hierro de dos hojas a la entrada. Solo que éste estaba en la ladera de una roca, comenzamos a ascender en subida hasta la primera fila de nichos. Allí encontramos muchos Tornabene, ¿Familiares? Quizá.
Quería encontrar a la primera esposa de mi abuelo Angela Scavuzzo. No pude. Dios y ella saben que quería e hice varios intentos, pero no pude. Dios sabrá porqué. Era un nieto intruso del esposo ,no de ella. Quizá no tenía derecho. Quién sabe.
El reloj pesaba más que nada ya a esta altura. Emprendimos el regreso. Nos detuvimos en la curva desde cuya base avistamos a Gangi por primera vez. Descendimos, juntamos tierra, piedritas y semillas de hinojo. Luigi juntaba achicoria amarga silvestre para comer. Nos volvimos para despedirnos de la vista de Gangi y agradecer a Dios por este privilegio. Subimos al vehículo y emprendimos la marcha sin mirar hacia atrás. El camino de regreso transcurrió más bien en silencio, aquilatando y saboreando las vivencias. Algún que otro comentario entrecortado. Los hechos habían hablado más que las palabras. Todo sonaba a hueco. La realidad se enseñoreaba en medio de un panorama sobrecogedor. Llegamos a la costa: Cefalú, Termini Imirese.
Llegamos aproximadamente a las 18:00 hs, arreglamos el pago a Luigi, y nos pidió que le mandáramos una postal de “nostro paese”(cosa que hicimos). Abrazos, agradecimientos e ingresamos al aeropuerto. Mostrador de Alitalia. Vuelo AZ 1851 a Nápoles. Uscita (salida) 19,15 horas Uscita (salida puerta) 02, embarque 18,50 hs, asientos 09ª y 09C. Espera, manga de embarque, acomodar equipaje, sentarse, cinturones, consejos de seguridad y salida. Turbinas. Movimiento, extremos de pista, rugir de motores y ascensión. Miré abajo, el sol había dejado una pátina rojiza sobre el horizonte, reflejándose en el mar Tirreno. Estábamos dejando nuestras tierras de origen.
sábado, 2 de junio de 2012
· Escuela
de Educación Secundaria Superior N° 10- Olavarría.
·
Literatura
· Profesora:
Laura Porté
· Curso:
5° 1° división
“Nuevas maneras de expresarse, nuevos
artistas y una época difícil”
Carlos Gorostiza
· Alumnos:
Pibuel, Jaia
Ponce, Amparo
Salías, Silvio
Silva, Karen
· Fecha:
10 de mayo del 2012
Introducción:
La
Literatura es la expresión artística de sentimientos e ideologías de sociedades que pasan por
situaciones difíciles y quieren salir adelante.
Nuestro
objetivo, en este informe, es plasmar los comienzos de dos hechos muy
importantes dentro de la historia teatral argentina, como lo fue el Teatro
Independiente y el Teatro Abierto. De ambos, participaron artistas que ya
tenían varios años de trayectoria dentro del arte como así también surgieron
otros nuevos, pero todos juntos comenzaron a modificar las formas de expresión,
cuando muchos veían que no había salida alguna por el momento desfavorable que
estaba viviendo la sociedad. Fueron ellos, quienes desafiaron las normas,
siguieron sus ideales y dieron un gran paso dentro del teatro argentino y de
Latinoamérica, y el espacio teatral actual tiene una marca creada por ellos
imposible de quitar.
Uno
de los principales exponentes es Carlos Gorostiza. En este trabajo,
analizaremos dos de sus principales obras: El
Puente y El Acompañamiento,
guiones teatrales leídos en las clases de Literatura y que nos permitieron
tener una mirada distinta sobre diferentes conflictos sociales, basados en
problemas económicos, propios de
diferentes épocas pero que aún hoy tienen vigencia y repercusiones. Además, una
entrevista realizada por el diario “La Nación” nos acerca a su personalidad, demuestra
que sus ideales siguen intactos, aunque
los años pasen.
El
teatro oficial y el Teatro Independiente
La opción
del teatro oficial se hace presente a
partir de la inauguración del teatro San Martin, donde los actores,
escenografías y lugares eran determinados. En cambio si los artistas elegían
el Teatro Independiente, el lugar, los actores y las obras no eran
siempre las mismas, sino temporales.
Su principal impulsor fue Leónidas Barletta, el encargado de abrir
la primera sede en Corrientes al 400 en la Ciudad de Buenos Aires. El director,
declaró al espacio como una “agrupación al servicio del arte” y su lema fue
“Avanzar sin prisa y sin pausa, como una estrella”. Barletta murió el 15 de
marzo de 1975, y se cree que probablemente nada de esto hubiera
sucedido sin la existencia de su espíritu creativo e impulsivo.
A
partir de 1976, con la dictadura militar, muchos actores o participantes del
teatro independiente optaron por replegarse debido a las amenazas y comenzar a
realizar su trabajo en forma clandestina, lejos del centro de la ciudad.
Luego de esos años esta rama del teatro queda
en la historia de ese golpe militar y le da paso al Teatro Abierto, que se
caracteriza por un movimiento cultural contra esta dictadura de nuestro país.
Este movimiento se extendió, se formaron muchos grupos que intentaron difundir el buen teatro.
Como
uno de los mayores representantes del teatro independiente y del Teatro
Abierto, en la Argentina, encontramos a Carlos
Gorostiza. Dramaturgo, nacido en el barrio porteño de Palermo.
Su
influencia más directa fue su padrastro, a su vez dramaturgo español, quien lo
introduce en el teatro. Gorostiza debuta con una obra para títeres, lo que le
permite abrir su propio espacio teatral: La
estrella grande. Aquí lo encontramos, conectado directamente con el teatro
independiente, como por ejemplo La máscara
donde estrenara su primera pieza El
puente, la cual obtuvo un gran éxito y fue llevada al cine en 1950.
Otro
de los aspectos que no podemos dejar de resaltar es su viaje a Caracas para ejercer como profesor
de Arte Dramático en la Universidad Central de Venezuela por cuatro años y
luego en Argentina por 12 años más, hasta la dictadura. Luego, fue un miembro clave del Teatro abierto, un
claro movimiento de resistencia cultural por el cual muchos artistas
encontraron una manera nueva de expresarse; fue un brote más de resistencia
popular en el campo de la cultura. En ese entonces, se veía amenazado
continuamente por el teatro comercial junto a un teatro oficial y las
constantes y fuertes presiones políticas y económicas que imponía el gobierno
“El
Puente” una forma de ver la realidad
argentina de Carlos Gorostiza.
“El Puente”
es una de las obras de un gran artista, como lo fue Carlos Gorostiza. Fue estrenada
en 1949 y plasmada en la pantalla grande por los años ’50.
Este
guión teatral refleja los problemas y enfrentamientos entre dos clases
sociales: media- baja y media- alta, en épocas
en las que había una gran movilidad social. Inclusive, podemos afirmar,
que estas clases son unificadas por la tragedia.
A Los
personajes jóvenes los podemos ubicar dentro de la clase baja, excepto Ñato,
víctimas de la frustrante situación económica: no tienen empleo, los salarios
son bajos y no alcanzan para subsistir, ni
para llevar una vida alejada de las
necesidades cotidianas. Incluso Andrés, que si bien tuvo la posibilidad de estudiar, la necesidad de su familia hace que su
trabajo sea el
pilar para mantenerla y por ende abandonar los estudios. En este contexto, culminar los estudios universitarios significa
tener una mirada diferente sobre el futuro, es decir, se asegura el ascenso
social y una vida diferente, sin riesgo de que surjan necesidades y no poder responder positivamente
frente a ellas. Este personaje es una de las caras de la tragedia que plasma la obra.
En
cambio, dentro de la otra cara del hecho trágico, podemos encontrar a Elena, la
esposa del ingeniero, que emplea a quien antes mencionamos, Andrés. Por su
manera de relacionarse y los temas de los que habla, como por ejemplo con su
amiga Tere- cuando mantienen una
conversación que tiene como temática la falta de sirvientas- nos refleja su clase social: media/alta. Esta
mujer, muy diferente a los demás protagonistas, tiene una mirada muy distinta a
la crisis que transita la sociedad en ese momento, ya que su situación
económica no se ve afectada directamente porque el trabajo de su esposo cubre
todas sus necesidades junto con las de su hermano y su padre, quienes están a
cargo de ella.
El título
“El Puente” hace alusión al lugar de
trabajo del ingeniero, y Andresito, el chico de barrio que debe mantener a su
familia. Allí es donde el hecho trágico tiene lugar y el padre de Elena es
quién se encarga de que su hija y la madre del adolescente se enteren de la
mala noticia “…La grúa se desprendió del puente y encerró a todos en el fondo
del agua …”
Esta
obra nos demuestra cómo personas tan diferentes tienen tantas cosas en común,
es decir, cómo dos clases sociales se unen por un hecho trágico que cambia
radicalmente la vida de todos sus personajes.
Comienzos
de un nuevo espacio teatral, el Teatro Abierto
Una nueva forma de
expresión, el Teatro Abierto, se inició el 28 de
julio de 1981, y nos habla de la libertad, como así
también en gran medida de la importancia de los valores. Investigando, pudimos
conocer la época en que éste comenzó a manifestarse (28 de
julio de 1981), y pudimos entender por qué hacía alusión
a la misma. Durante la dictadura militar, muchas personas con ganas de expresar
sus sentimientos comenzaron a realizarlo y dejó sus huellas en la sociedad. Fue
apoyado por artistas, hoy, muchos de ellos, muy distinguidos, como por ejemplo
Adolfo Pérez Esquivel (elegido Premio Nobel de la Paz) y Ernesto Sábato. Cabe
resaltar a quien venimos mencionando, ya
en los primeros párrafos, Carlos Gorostiza.
Este movimiento comenzó sus primeras apariciones en
el teatro “El Picadero”, ubicado en la Ciudad de Buenos Aires, pero en la
madrugada del 6 de agosto de 1981 un atentado incendiario destruyó el sitio.
Pero la respuesta del público fue entusiasta, tanto que, luego del atentado, se
anunció la continuación del ciclo en el Tabarís, que era una de las tantas
salas que ofrecían empresarios teatrales espontáneamente.
Allí podemos
resaltar la capacidad de reaccionar de este grupo de personas que con este movimiento
buscaban la renovación del ciclo, orientándose nuevamente a un nuevo camino
para el teatro, y a pesar de no contar con una estructura directiva ni con
principios burocráticos (muchos hablan de comienzos caóticos), el éxito se hizo
notar. Dentro del Teatro Abierto, todos se sintieron en iguales condiciones,
todos podían plasmar sus ideas y las decisiones se tomaban en conjunto.
Su alcance se
hizo notar también, uniéndose a otros movimientos favorablemente, como lo son
la Creación Colectiva, el rol del dramaturgo y de su participación activa en la
creación del Nuevo Teatro Latinoamericano. Con éstos, hicieron diferentes
intercambios positivos, como por ejemplo técnicas.
El
Acompañamiento es otra importante obra del dramaturgo
Carlos Gorostiza escrita en 1981. Este guión teatral fue escrito en épocas del
Golpe de Estado, dirigida a un público en general, representando lo que el
Teatro Abierto hasta ese momento buscaba: la libertad. En la historia nos
encontramos con dos personajes; uno de ellos, Tuco, quien trabaja en una
metalúrgica. Tiene el sueño de algún día
ser cantante, y es por esto que al sentirse bajo una mirada negativa de su
familia se encierra en el ático de su casa, ya que prefiere no ser visto como
un loco.
Allí
es donde aparece Sebastián, amigo de toda la vida del primer personaje, quien
intenta convencerlo de que le han jugado una broma y que su acompañamiento no
llegará. Este acompañamiento hace referencia a unas guitarras que lo
acompañarán con su melodía y que él cree que es lo único que le falta para que
su sueño no se desvanezca.
-Mirá, Tuco. El Mingo te macaneo. Te
jodió ¿entendés? No conoce a nadie en la televisión. Te estuvo cargando, nada
más. ¡Digo que el Mingo es un hijo de puta que te estuvo cargando y que vos sos
un boludo que se dejó cargar! ¡No te va a mandar un acompañamiento ni un
carajo, Tuco! ¡Y vos no vas a cantar en ninguna parte! ¡Ese tiempo ya pasó!,
¿Entendés? ¡Ya pasó! […] -.
Luego
de esta discusión, encontramos el reproche presente de Tuco sobre su amigo. Al ver
que este cumplió con su sueño de tener un kiosco, se pregunta por qué los demás
no pueden aceptar lo que el “destino” tiene preparado Como buen amigo, finalmente
Sebastián hace de acompañamiento para que su compañero pueda llegar al fin al
estrellato, por más que este no esté en su futuro.
Esta
obra además de plasmarnos la idea de la libertad, nos demuestra un valor
esencial como lo es la amistad y cómo las personas nos apoyamos en ella muchas
veces.
Entrevista al “Padre del Teatro
Independiente, Carlos Gorostiza realizada por el diario “La Nación”.
Esta entrevista al dramaturgo de 90 años, que
se siente tan joven como antes y al que le preocupan las nuevas generaciones, nos
plasmó su forma de ver al mundo actual y las diferencias con la forma de hacer
teatro en su época. Además, este hombre con tantos años de trayectoria tiene
todavía mucho para dar, para opinar y para aconsejar a todos. A continuación, enunciaremos
los pasajes más importantes de la misma.
Gorostiza
fue Secretario de Cultura (1984-1986) y en la actualidad estrenó una obra, Camino a Capistrano: “Un artista quiere
crear poesía en un mundo conflictivo, no solo interior sino exterior […]” (cita
el intelectual); y nos encontramos con una opinión sobre el teatro actual:
-“Esta muchedumbre de hoy, no es Teatro Independiente”- Expresa – “Nosotros
nacimos a la vida, a la cultura, con el Teatro Independiente.”-
Nos
cuenta, además, la disconformidad que sostiene en cuanto a las bases
ideológicas del teatro actual, comparado con las épocas del Teatro Abierto. Hoy
la situación es otra y las ideologías, para llevar a cabo el teatro independiente, no existen- según opina el dramaturgo.
-“Los
jóvenes se están acercando a un lugar de peligro y uno quiere detenerlos.”- Aquí,
nos señala que los adolescentes de hoy no somos conscientes del peligro que hay
y que corre por el planeta, y ese a su vez sucumbirá, con un gran sufrimiento,
ante la tormenta que se asoma. Para él, lo único que nos puede salvar es el instinto de conservación
del hombre, es decir, que hay que defender la humanidad y la vida por sobre
todas las cosas.
Conclusión:
Podemos
concluir que los grandes artistas que desafiaron las normas durante la época de
la represión, cuando la libertad era
negada, impulsaron la creación de nuevas
formas de hacer arte. Entonces, deben ser valorados y reconocidos en gran
dimensión, ya que gracias a ellos nuestra sociedad encontró una forma de
expresarse y hacerse escuchar en momentos donde solo reinaba la oscuridad y la
negación continua.
Personas
como Carlos Gorostiza, artista que hasta el día de hoy no se cansa de dejarse
llevar por el arte, plasman el compromiso social en sus obras y nos enseñan tanto acerca de valores, como lo es la
amistad. Carlos Gorostiza en El Puente y
El Acompañamiento nos demuestra que, a pesar de atravesar un momento difícil
en nuestras vidas, podemos apoyarnos en la amistad y siempre tendremos una
respuesta asegurada. También, la libertad, es algo fundamental en la vida de
las personas y en la sociedad que vivimos cotidianamente
Gracias
a esta investigación, aprendimos que los seres humanos , a pesar de sentirnos atrapados,
podemos encontrar diferentes formas de
salir adelante y entre todos podemos hacer que la sociedad encuentre una forma de
desahogarse utilizando el arte, una de las maneras más sanas que existen para
poder enfrentar una situación difícil.
A
personas como el dramaturgo, conocido como “El padre del Teatro Independiente”, valoramos muchísimo. Nos gustaría agradecerle
a Carlos Gorostiza todo lo que ha hecho por nuestro teatro argentino y latinoamericano,
ya que nunca se dejó vencer por las normas y dejó que su dote como artista creciera
cada día más.
Bibliografía:
·
Gorostiza, C (1949). “El puente”. Buenos Aires, Argentina. Colihue.
·
Gorostiza, Carlos “El
acompañamiento”. Buenos Aires, Argentina. Recuperado el 20/04/2012 www.alternativateatral.com/obra550-el-acompañamiento.
·
Editorial Wikipedia “Carlos Gorostiza” recuperado el 26/4/2012 en
es.wikipedia.org/wiki/Carlos_Gorostiza
·
Editorial Diario Clarín . “Una sala contra el olvido”. Consultado el
26/04/2012 en edant.clarín.com/diario/2001/06/18/c-00401.htm.
·
Editorial Diario La Nación. “Habla el padre del teatro independiente”.
Consultado el 08/04/2012 http://www.lanacion.com.ar/1338800-habla-el-padre-del-teatro-independiente.
·
Luis Chesney Lawrence. “El Teatro Abierto argentino: un caso de teatro popular de resistencia
cultural”. Venezuela. Recuperado el 24/04/2012 www.dramateatro.arts.ve
·
Sin Autor “Teatro
Independiente” recuperado el 26/4/2012 en
es.wikipedia.org/wiki/Teatro_Independiente.
·
Calatayud, Osvaldo “Historia del teatro argentino”. Editorial Sur del sur. consultado
el 24/04/2012 www.surdelsur.com/teatro/teain/teain2.htm.
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